Kika, siempre fuiste puntual como un reloj. Jamás se te pasaba la hora de la merienda, pero esta vez decidiste adelantarte e irte antes de tiempo
“Llevar al perro a la oficina”. Si buscas esta frase en Google los resultados son muchos y están siempre relacionados con los beneficios que reporta esta acción.
En welcometoibiza.com hemos tenido la suerte de disfrutar de todas esas ventajas desde que nacimos, hace ya diez años, cuando Kika llegó a esta casa. Siendo solo un cachorro se sentaba ante la pantalla del ordenador para supervisar todo lo que se hacía en el portal ¡Y no solo eso! La pequeña carlina despuntaba como modelo en alguno de nuestros reportajes y hacía que las visitas se multiplicaran.
Sus días en la ofi eran agotadores ¡Nadie dormía como tú! Más de una vez ganaste el título de empleada del mes, y es que con tu carita se te perdonaban hasta esos ronquidos que tanto envidiábamos cuando nos desbordaba el trabajo.
Nadie sabe agudizar los sentidos como tú lo hacías. El oído te funcionaba solo cuando era estrictamente necesario. Ladrabas a todo aquel que intentaba entrar en la oficina, por muy silencioso que fuese. Perdías algo de audición cuando intentábamos hacerte entrar en razón con alguna pequeña reprimenda y, sorprendentemente, la recuperabas en cuanto alguien abría una bolsa de comida a tu alrededor. No se te escapaba una.
Tomar el sol también se te daba bien, sin embargo, lo de abrir la puerta se te hacía complicado. Nos levantábamos de la silla tantas veces al día para abrirte que a veces parecía que intentabas calcular hasta dónde llegaba nuestra paciencia y, ¿sabes? Ten por seguro que seguiríamos levantándonos una y mil veces más.
Últimamente estabas un poco cascarrabias. Gruñías más de la cuenta, pero es que a nadie le gusta que lo primero que te digan al verte es “uy! Qué gordita estás!”. Y a ti eso te pasaba mucho…
Siempre fuiste puntual como un reloj. Jamás se te olvidaba la hora de la merienda, momento en el que te levantabas de la cesta para rascar con tus patitas la mesa hasta que conseguías tu premio. Pero esta vez decidiste adelantarte e irte antes de tiempo.
Nos dejas una pena inmensa, pero también unas ganas enormes de continuar con este proyecto que ha ido creciendo al ritmo que tú lo hacías. Aún no nos hacemos a la idea de lo mucho que vamos a echarte de menos. Siempre te estaremos agradecidos por habernos enseñado lo que es ese amor incondicional que solo una compañera como tú podría habernos regalado.
Gracias por tanto amor. ¡Hasta siempre, Kika!