Cala Bassa, Cala Conta, Porroig o Sa Caixota han acogido este fin de semana distintos actos de protesta contra la ocupación de la costa de Ibiza
Tras un verano cargado de polémicas, el pasado fin de semana ibicencos y residentes decidieron llevar a cabo distintos actos de protesta contra la ocupación ilegal de la costa de Ibiza.
Hace unas semanas las redes sociales acogieron la creación de distintos grupos que abogaban por luchar contra los abusos que se dan en la isla y, tan solo unos días después, sus miembros decidieron pasar a la acción ante la pasividad de las autoridades.
Partiendo de la base de que Demarcación de Costas asegura que no se puede impedir el paso al litoral ni a las playas, se organizaron varias “berenades” pacíficas (meriendas en castellano) en distintos puntos del litoral ibicenco en los que, presuntamente, se están cometiendo irregularidades por parte de los propietarios de viviendas cercanas a la costa o de distintos beach clubs.
La más sonada fue la de Cala Conta, donde se reunieron decenas de personas a lo largo del día en el famoso embarcadero que un magnate ruso ha construido frente a su mansión. La jornada se desarrolló sin incidentes. Llegaron a las instalaciones, merendaron, se dieron unos baños y nadie entró en disputas con los supuestos vigilantes que custodian la casa, como al parecer ocurrió en otras ocasiones cuando los guardias increparon a los visitantes y les obligaron a abandonar la zona.
Por su parte, durante la visita control a cala Bassa, los miembros del grupo PROU!!! informaban de que asistieron unas 25 personas con el fin de comprobar el cumplimiento de la concesión de hamacas. Tras una pequeña inspección se verificó que todo estaba en orden “salvo algún pequeño detalle como que algunos camareros sirviesen en vasos de vidrio, por lo que se actuará como corresponda”. En este caso son muchos los que aseguran que el hecho de que el evento se difundiera públicamente ha podido influir en que se encontrara todo correcto, por lo que anuncian que no será la única visita que organicen.
A finales de la semana pasada saltaba además la noticia de que la urbanización Vista Alegre, en San José, había instalado una gran puerta de metal que cortaba el paso a la playa de sa Caixota. La Asociación de Vecinos de Es Cubells denunciaba este hecho y, pocas horas después, la Policía Local del municipio instó a su retirada, debido a que no contaba con los permisos pertinentes. Tras esto, se convocaba también una “berenada” pacífica con el objetivo de recordar que nadie puede prohibir el acceso a la playa. Tras la merienda y el baño, los asistentes procedieron a limpiar la playa.
Otra de las zonas que acogió el sábado la visita de una decena de personas en contra de las ocupaciones ilegales del dominio público fue la de los embarcaderos de cala de ses Illetes, en Porroig, San José. Uno de los caminos a través de los que se accede a la pequeña cala se ha cerrado con carteles de ‘Prohibido el paso, propiedad privada’, algo que ocasionó la indignación de los asistentes. En este caso, los excursionistas sí fueron increpados por varias personas que intentaron cortarles el paso y obligarles a abandonar el lugar.
Todas estas acciones ponen de manifiesto el hartazgo al que han llegado aquellos que aman la isla y no se conforman con mirar hacia otro lado mientras ven como se destruyen ciertas zonas o se abusa de la permisividad de la que hacen gala ciertos organismos oficiales. Pequeños actos bienintencionados que seguro darán sus frutos.