Otro proyecto más que empieza con ilusión y acaba dejando un regusto amargo entre los vecinos de este pequeño pueblo de Ibiza
Meses y meses de obras para mejorar la entrada al pueblo de Jesús, Santa Eulalia, y limitar el tráfico han acabado en decepción por parte de los vecinos de la zona. La mayoría de ellos esperaban resultados muy distintos a los obtenidos tras la finalización de los trabajos, por lo que se muestran indignados ante lo que van a tener que contemplar a diario.
Cierto es que el proyecto de la carretera de Jesús no ha terminado de forma definitiva puesto que se espera que para finales de 2016 o principios de 2017 se construya una variante, sin embargo, este tramo ya genera polémica por sí solo.
Si hubiera que señalar con el dedo lo peor de la nueva carretera serían sin duda dos hechos que saltan a la vista de inmediato (al parecer para todos menos para los que proyectaron la obra).
El primer fallo es que la vía, de doble sentido, no posea arcén, una peculiaridad que se torna de lo más peligrosa sobre todo cuando, además, el bordillo de la acera tiene un tamaño que ningún coche podría subir (segundo error).
El colapso que suele sufrir la entrada al pueblo unido a estos dos aspectos harían que, en caso de necesitar la ayuda de cualquier medio de emergencia, les fuera imposible pasar por esa zona. Según Vanesa, vecina del pueblo, “es una ratonera en la que cualquier ambulancia se quedaría atrapada, no hay más que verlo”.
“Para salir de Jesús la carretera está siempre colapsada. Te pasas mínimo 20 minutos haciendo cola. Los vecinos creíamos que iban a desdoblarla y, tras meses de retrasos y sobrecostes, nos encontramos con esto”, explica irritada. Marta, otra residente del pueblo, comenta que “cuando pasan dos camiones a la vez caben justos, es más estrecha que la que teníamos antes“.
Lo más sorprendente es que, pese a ser tan estrecha, a ambos lados de la carretera se han construido un amplio carril bici y una bonita acera que “no llevan más que a la rotonda donde se encuentra el butano”, explica Vanesa. Por su parte, Marta asegura que “bastantes accidentes se producen en ese punto como para pasar por él en bici”. Ninguna de las dos le encuentran el sentido a ese largo paseo que, probablemente a nadie se le ocurrirá recorrer ni a pie ni en bicicleta, al menos en pleno verano, ya que tampoco se ha pensado en incluir algún elemento que aporte algo de sombra. “Ni la vegetación que plantaron en pleno junio ha sobrevivido”, apunta Marta.
En resumidas cuentas, la nueva carretera de Jesús, proyecto que se adoptó con tremenda ilusión por parte de los habitantes, se ha convertido en un quebradero de cabeza más para este pequeño pueblo que no entiende el porqué de semejante “chapuza”.
