Sant Antoni de Portmany, al oeste de la isla de Ibiza, lleva ya más de 50 años dedicada al turismo. No es de extrañar que sea un municipio de referencia entre los turistas europeos, sobre todo para los más jóvenes. Cuenta con una amplísima oferta tanto gastronómica como en alojamiento, en servicios al turismo como bares, beach clubs y discotecas. Este pueblo posee además una de las zonas más bonitas para contemplar la puesta de sol.
En su casco urbano, además de todo tipo de comercios, muchos de ellos especializados en productos típicos, artesanía y moda ibicenca, podemos encontrar multitud de bares y restaurantes, algunos abiertos hasta altas horas de la madrugada. Muy cerca encontramos el paseo marítimo con sus numerosas terrazas.
Desde la playa de s’Arenal se puede caminar por el nuevo paseo hasta caló des Moro, lugar preferido para presenciar las famosas puestas de sol y disfrutar del ambiente chill out de sus bares y restaurantes con una oferta musical electrónica de altísima calidad.
A pocos kilómetros del núcleo urbano podemos encontrar playas como Cala Gració y Gracioneta o Cala Salada, sin olvidarnos de la bahía de San Antonio en sí, que también tiene distintas calas.
Sant Antoni tiene otros atractivos turísticos como la cueva de ses Fontanelles con su colección de pinturas rupestres que datan de la Edad de Bronce y a la que podemos acceder desde Cala Salada. La iglesia de San Antonio, fundada en 1385 y acabada de construir hacia 1640, es otro punto a visitar. Utilizada a menudo como fortaleza y torre de defensa, conserva la arquitectura típica de los templos ibicencos.
Por su parte, en cala Gració podemos encontrar una de las atracciones más llamativas para los pequeños: el Aquarium de es Cap Blanc. Una cueva natural que alberga distintas especies de la fauna marina ibicenca.
Dentro del término municipal de San Antonio existen además distintos pueblos, cada uno de ellos con su encanto particular. Visitar la hermosa Iglesia de Sant Rafel de sa Creu, contemplar los bellos campos de almendros en Santa Agnés de Corona, los viñedos en Sant Mateu d’Albarca y gozar de la calma que se respita en Buscastells son planes perfectos para cualquier momento. Todos ellos son rincones repletos de una riqueza cultural y paisajística abrumadora.