Cala Pada es sin duda una de las playas más tranquilas del municipio de Santa Eulària en cuanto a su ambiente. Llegar hasta ella no resulta complicado, puesto que está bien señalizada e incluso el servicio de transporte público hace parada en ella en los meses de verano.
Es un lugar estupendo para pasar el día con los niños debido a que la pendiente del mar no es demasiado pronunciada, por lo que pueden jugar tranquilamente en la orilla sin correr demasiados riesgos. Su agua es clara, alterna zonas de arena y rocas y no está a merced de fuertes corrientes.
La proximidad de hoteles y hostales hace que predominen en ella, además de familias, turistas de todas las nacionalidades que buscan, ante todo, pasar un día sosegado en sus hamacas. En cambio, si ese plan no es de tu agrado, también puedes optar por alquilar un velomar, practicar submarinismo o, si te atreves, hacer ‘parasailing’ o lo que es lo mismo, elevarte unos 50 metros de altura por encima del mar con un paracaídas arrastrado por una lancha motora.
Y si lo tuyo no son los deportes de riesgo, hazte con una cámara de fotos y disponte a echar un ojo por los alrededores de la playa. Las vistas desde el muelle construido en el centro o las casetas de pescadores cuidadas con esmero que se encuentran a uno de los lados contribuirán a que tomes una de las instantáneas más bonitas de tu viaje.
Los restaurantes y chiringuitos ubicados en la misma playa invitan a hacer un alto en tu jornada para reponer fuerzas. Si no quieres abandonar la cala, en la propia arena encontrarás el restaurante ‘Brisa de la Mar’. Platos típicos de Ibiza y del Mediterráneo frente al mar.
Si lo único que quieres es refugiarte del sol que con tanta fuerza aprieta durante la época estival, podrás hacerlo bajo los pinos que rodean cala Pada.