Es muy probable que, aunque no hayas estado jamás en Ibiza, tengas una imagen nítida en tu cabeza de lo que es el exterior de su casco antiguo, más conocido en ibicenco como ‘Dalt Vila’ (ciudad alta). Esto se debe a que es una de las imágenes más asociadas a la isla y, por tanto, habrás visto en más de una ocasión la imponente ciudad amurallada en folletos, revistas y toda clase de medios.
Pues bien, vamos a contarte un poco más sobre esta joya arquitectónica que preside la ciudad y, si vas a visitarla a fondo, desde welcometoibiza.com te aconsejamos que le dediques unas horas de tu tiempo.
Ibiza se convirtió rápidamente en un punto estratégico para las rutas de navegación entre oriente y occidente, cosa que propició la necesidad de protegerla. Tras el paso de varias civilizaciones que embarcaban y desembarcaban en la isla, finalmente fueron los musulmanes los que se encargaron de la construcción del triple recinto de las murallas.
Con la llegada de la cultura occidental de la mano de Jaume I, en 1235, Felipe II ordenó que se sustituyeran por la actual fortaleza renacentista.
La muralla renacentista está limitada por siete baluartes que, antaño, se empleaban para distintas labores de defensa y vigilancia y que, a día de hoy, acogen todo tipo de eventos y negocios que hacen las delicias de los turistas mientras recorren sus estrechas y hermosas callejuelas.
Por una parte tenemos el de Sant Pere, denominado también baluarte de Es Portal Nou. Es uno de los accesos al recinto. En él se colocaban los soldados para hacer frente a los invasores. Su belleza es admirable y actualmente se ha convertido en un espléndido parque con un escenario donde se celebran algunos de los eventos más importantes de la ciudad.
Pero sin lugar a dudas, el más espectacular es el Portal de ses Taules. Otra de las fotografías que tendrán que completar tu álbum. Con vistas al pintoresco barrio de la Marina, tras este portal encontrarás el patio de armas y un sinfín de restaurantes y comercios donde hacer una parada antes de continuar con el camino, que por momentos se va convirtiendo en algo más tortuoso por el empedrado del suelo y su pendiente. Esperemos que hayas dejado los tacones en casa.
Si continúas subiendo, hallarás el antiguo polvorín, que data del siglo XVIII, en el baluarte de Santa Llúcia, donde podrás ver los cañones que tanto llaman la atención de los visitantes. Desde aquí llegarás al de Sant Jordi, donde aún quedan restos de la antigua muralla musulmana.
Merece la pena que hagas un alto en el camino en el siguiente baluarte: el de Sant Bernat. Saca tu cámara y fotografía las increíbles vistas que te ofrece de la isla vecina, Formentera, y de Ses Salines. Es en este punto donde los soldados preparaban la artillería para hacer frente a los ataques que llegaban desde el mar.
En el baluarte de Santa Tecla, al este de la Catedral, la muralla se torna mucho más natural puesto que pasa a ser un acantilado que hace las veces de muro de defensa. Aquí también podrás contemplar una panorámica fascinante de todo el puerto de la ciudad.
Y, el último de todos es el de Sant Joan, que fue adaptado para la entrada de vehículos a Dalt Vila.
Presidiendo el recinto, en la parte más alta, se alzará sobre ti la Catedral de Santa María de las Nieves, construida sobre la antigua mezquita de Yebisah en el siglo XIII. Una mezcla de estilos fruto de las continuas reformas que sufrió durante los años. Un gran número de elementos góticos fueron sustituidos por otros barrocos.
El recinto amurallado de Dalt Vila es uno de los mejores conservados del mundo entero, fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 1999 por la UNESCO.
Durante tu recorrido por la ciudad amurallada encontrarás varios museos que podrás visitar, el Ayuntamiento de la ciudad y muchas más sorpresas que merece la pena que descubras tu mismo.
Recomendaciones
-Si vas a subir hasta Dalt Vila no elijas las horas de sol más fuertes y, si no te queda otra que hacerlo así, ármate con unos cuantos botes de crema solar.
-Tampoco te aconsejamos que subas hasta arriba si llueve o el suelo está mojado. Sus empinadas callejuelas son bastante resbaladizas.
-Según el recorrido que pretendas hacer, te llevará más o menos tiempo, pero de una hora no te libra nadie, ¡tenlo en cuenta!
-Hazte con un calzado cómodo y llévate, como mínimo, una botella de agua en el bolso.
-Lee las leyendas que se suceden por el recinto, te ayudarán a comprender a la perfección la historia de la ciudad amurallada de Dalt Vila y a tratarla con el respeto que merece.