Situado al norte de la isla, Sant Joan es el menos poblado de los municipios ibicencos y en él se puede disfrutar de la naturaleza con más intensidad y de una forma de vida rural basada en la agricultura, conservando tradiciones, donde todavía ser puede ver cómo los payases (muchos de ellos ataviados con los trajes típicos) cuidan y labran sus campos, recogen los frutos, siembran como si por ellos no hubiera pasado el tiempo, contrastando con el glamour y la modernidad que encontramos en otras partes de la isla.
Su entorno natural se caracteriza por montañas cubiertas de pinos y costas de imponentes acantilados, interrumpidos por alguna de las calas con más encanto de la isla. En este municipio encontramos Benirràs, cala Xarraca, Es calo d’en Serra, la cala de Sant Vicent o las familiares playas de Portinatx y puerto de San Miguel.
Hacia el interior encontramos Es Amunts, una zona de gran valor ecológico, la torre de Balanzat o el yacimiento de la cueva de Es Culleram, famosa por ser donde se encontró la pieza arqueológica más importante de la isla: la diosa Tanit.
Cuatro parroquias componen este municipio: Sant Joan, Sant Miquel, Sant Vicent y Sant Llorenç. Habitados por gentes de todo el mundo que encontraron su sitio en el ambiente rural que se respira en todos y cada uno de estos pequeños pueblos.
El pueblo de San Juan tanto en invierno como en verano, todos los domingos se tiñe de color con los puestos del mercadillo. Posiblemente es el más pequeño, pero es muy muy curioso y muy auténtico. Artesanía, detalles traídos de Perú, Colombia y diferentes viajes, ropa, comida… No te pierdas una visita al mercadillo de San Juan.