Cala Carbó es una de las playas más frecuentadas por los habitantes de la isla, que buscan ante todo la tranquilidad de este singular ricón de Ibiza. Pese a sus modestas dimensiones, no es una de las más concurridas de San José, ni siquiera en los meses más potentes del verano.
Se encuentra rodeada por un paisaje de lo más típico, con pequeños acantilados repletos de verdes pinos y alguna que otra caseta varadero que contribuye a otorgarle ese encanto del que goza.
No te dejes engañar por el tono de sus aguas. Cierto es que no son del color turquesa al que estamos acostumbrados, pero esto se debe a que el fondo está compuesto por grava en la orilla y pequeños cantos rodados y algas hacia el interior.
Quizás la encuentres algo revuelta en días de mayor corriente, pero no suele ser habitual ya que es una zona bien resguardada de los envites del viento.
Puede que creas que las calas de rocas no son las más apropiadas para los niños, sin embargo, también ofrecen ciertos atractivos para ellos. En este caso, gracias a la composición de su fondo, el buceo de superficie regala unas vistas de lo más agradecidas y les ofrece la posibilidad de practicar la pesca desde un diminuto muelle, algo que siempre suele despertar la curiosidad de los pequeños. Además, sabemos que más de uno suele ser un poco “tiquismiquis” a la hora de llenarse de arena de arriba abajo, por lo tanto, que la de esta playa sea algo más gruesa será un punto a su favor.
Para los más mayores también existe un buen aliciente para acercarse hasta cala Carbó. Este precioso enclave posee dos de los restaurantes más populares de la isla para degustar el mejor pescado de la gastronomía ibicenca: el restaurante Can Vicent y su vecino El Balneario. Ambos trabajan con las piezas que pescadores de la zona capturan el mismo día, con lo que la frescura es la característica principal de sus platos.
La cala cuenta con servicio de hamacas y sombrillas, por lo que podrás pasar todo el día en ella sin necesidad de coger una insolación. Si consigues aguantar hasta bien entrada la tarde, podrás contemplar una de las puestas de sol más espectaculares de la isla. Solo tendrás que nadar hasta pasar los salientes de ambos lados.
Recomendación
Bajo ningún concepto te olvides las gafas de bucear y, si posees algún tipo de calzado especial para el agua, tus pies te lo agradecerán.